miércoles, 19 de junio de 2019

Santa Faustina y los Sacramentos

Los Sacramentos

Cada escuela de espiritualidad hace referencia a la fuente más vivificante de santificación que son los santos sacramentos. Para Sor Faustina todos los sacramentos y especialmente la Reconciliación y la Eucaristía, son los grandes dones de la misericordia de Dios. El Señor Jesús mismo le dio a conocer la magnitud de estos dones. Di a las almas – decía del sacramento de la Reconciliación – que es en el tribunal de la misericordia donde han de buscar consuelo; allí tienen lugar los milagros más grandes y se repiten incesantemente. Para obtener este milagro no hay que hacer una peregrinación lejana ni celebrar algunos ritos exteriores , sino que basta acercarse con fe a los pies de mi representante y confesarle con fe su miseria y el milagro de la misericordia de Dios se manifestará en toda su plenitud. Aunque un alma fuera como un cadáver descomponiéndose de tal manera que desde el punto de vista humano no existiera esperanza alguna de restauración y todo estuviese ya perdido.No es así para Dios. El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud. Oh infelices que no disfrutan de este milagro de la Divina Misericordia (1448).
A Sor Faustina la asombraba el amor misericordioso de Dios, el amor presente en cada sacramento. Escribía mucho de la bondad de Jesús que partiendo de esta tierra deseó quedarse con nosotros, se dejó a sí mismo en el Sacramento del Altar y nos abrió de par en par su misericordia. No hay miseria que te pueda agotar – decía admirada – llamaste a todos a esta fuente de amor, a este manantial de la piedad Divina. Aquí está el trono de tu misericordia, aquí el remedio para nuestras enfermedades.Hacia ti, oh Fuente viva de Misericordia corren todas las almas: unas como ciervos sedientos de tu amor, otras para lavar la herida de sus pecados; otras todavía cansadas de la vida, para tomar fuerzas (Diario 1747). Escribió que la magnitud de este don es inconcebible para ninguna mente humana o angélica, y que la conoceremos plenamente sólo en la eternidad. Si los ángeles pudieran envidiar – confesó – envidiarían a los hombres la Santa Comunión , en la cual Dios se une con su criatura de modo más estrecho posible. No se une tan estrechamente ni siquiera con los ángeles (cfr. Diario 1804).
La conciencia de la magnitud de este don provocaba en ella una profunda gratitud, un gran respeto ante la Majestad Divina tan humillada y un gran amor a Aquél que amó hasta el fin, que dio su vida por el hombre pecador y que se hizo pan que ofrece la vida eterna. Conocía el poder divinizador de la Eucaristía; sabía beneficiarse de ella, por eso su vida, sus pensamientos y sus obras fueron transformados por completo; el hombre viejousando el lenguaje de San Pablomoría y crecía uno nuevo, según el modelo de Cristo. La Eucaristía era para Sor Faustina un espacio de encuentro personal con el Dios vivo, de ofrecerse junto con Cristo por la salvación del mundo y de unirse con Él estrechamente en la Santa Comunión.

sábado, 21 de septiembre de 2013


Datos para la Historia

I SIMPOSIO NACIONAL  DEL “APOSTOLADO DE LA DIVINA MISERICORDIA”

5 y 6 de Octubre de 2013
     
Organiza: Santuario de la Divina Misericordia de Murcia

PROGRAMA
Sábado Día 5: Festividad de Santa Faustina
 14,45 h.: Saludo del Rector del Santuario y responsables de Encuentros
 15: Vía Crucis (Meditación de la Pasión por parte de 14 asistentes)
 16 h.: 1ª Ponencia: LA DIVINA MISERICORDIA EN LA SAGRADA ESCRITURA. Por el Ilmo. Sr. D. Cristóbal Sevilla Jiménez, Director del Instituto Teológico San Fulgencio de Murcia.
17 h.: Cenáculo contemplativos de la Divina Misericordia. Dirigido por María Ángeles  Expósito (Miami). Fundadora de los Cenáculos.
18,30 h.: 2ª Ponencia: LA DIVINA MISERICORDIA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN. Por el Ilmo. y Rvdmo. Mons. D. Ginés Ramón García Beltrán, Obispo de Guadix. Responsable Jerárquico del Apostolado de la Divina Misericordia en España
19,30: Santa Misa presidida por el Excmo. y  Rvdmo.  Sr. Obispo de Guadix,  al  terminar la Ponencia.
20,30 h.: Exposición del Santísimo y media hora de Adoración. Bendición y final de la jornada.

+Domingo Día 6
 9,30 h.: Oración dirigida
10 h.: 3ª Ponencia: LA DIVINA MISERICORDIA EN LOS ESCRITOS DE SANTA FAUSTINA. Por el Ilmo. Sr. D. Juan García Inza, Rector del Santuario y Juez Diocesano
11 h. 4ª Ponencia: APOSTOLADO DE LA DIVINA MISERICORDIA EN EL MUNDO (Religiosa del Santuario de Cracovia).  Testimonios.
12,30 h. Santa Misa presidida por el Ilmo. y  Rvdmo. Mons. D. José Manuel Lorca Planes, Obispo de Cartagena. Homilía sobre “La Divina Misericordia y la Esperanza cristiana”.
13,30: Clausura.

Dirección: EL SIMPOSIO SE CELEBRARÁ EN EL SANTUARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA (Urb. Los Rectores-Espinardo-Murcia).
El número de asistentes es limitado a 400.
Derechos de inscripción: 15 E. (Hasta el 30 de Septiembre).  Se puede ingresar en la C/C (CajaMurcia) 04870195309000000306, o en la Sede del Simposio. Se entregará bolsa con publicaciones y acreditación.
Comida domingo (Picnic) opcional: 8 E. (Se solicita antes del 30 de Septiembre y se paga al llegar el sábado. Se entregará ticket correspondiente). 
Para notificar asistencia  y solicitar servicio de Picnic del domingo, llamar a: Carmen Herrera: Tlf. 615596408 (Antes del 30 de Septiembre).
Para concertar alojamiento en Murcia (CON PRECIOS ESPECIALES EN HOTELES DE LA CAPITAL): Agencia José Mª García Trigueros
 Tlf.  616228178.  E-mail: Info@viajesanael.com


sábado, 30 de junio de 2012


Una Experiencia que dio su fruto

FORO CULTURAL
“DIVINA MISERICORDIA”
Mar Menor
Una puerta abierta a la formación cristiana sobre el
MATRIMONIO Y LA FAMILIA
Sesión inaugural el 27 de Julio a las 9 de la noche
Lugar: Residencia de Religiosas Franciscanas de la Purísima en Lo Pagán
Orden de intervenciones:
Presentación del Foro Cultural y de la Conferenciante
      +  D. Juan García Inza, Juez Diocesano del Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Cartagena.
Conferencia:
      +  Dª Ana García-Pagán Zamora, Letrada matrimonialista del Tribunal de la Rota de Madrid, y del Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Cartagena.
         Tema de la Conferencia:
LA FAMILIA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Al finalizar la Conferencia habrá un tiempo de coloquio sobre el tema, en el que pueden intervenir los asistentes. 

martes, 5 de junio de 2012

INDULGENCIAS CONCEDIDAS A ESTA DEVOCIÓN

Se enriquecen con indulgencias actos de culto realizados en honor de la Misericordia divina. "Tu misericordia, oh Dios, no tiene límites, y es infinito el tesoro de tu bondad..." (Oración después del himno "Te Deum") y "Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia..." (Oración colecta del domingo XXVI del tiempo ordinario), canta humilde y fielmente la santa Madre Iglesia. En efecto, la inmensa condescendencia de Dios, tanto hacia el género humano en su conjunto como hacia cada una de las personas, resplandece de modo especial cuando el mismo Dios todopoderoso perdona los pecados y los defectos morales, y readmite paternalmente a los culpables a su amistad, que merecidamente habían perdido. Así, los fieles son impulsados a conmemorar con íntimo afecto del alma los misterios del perdón divino y a celebrarlos con fervor, y comprenden claramente la suma conveniencia, más aún, el deber que el pueblo de Dios tiene de alabar, con formas particulares de oración, la Misericordia divina, obteniendo al mismo tiempo, después de realizar con espíritu de gratitud las obras exigidas y de cumplir las debidas condiciones, los beneficios espirituales derivados del tesoro de la Iglesia. "El misterio pascual es el culmen de esta revelación y actuación de la misericordia, que es capaz de justificar al hombre, de restablecer la justicia en el sentido del orden salvífico querido por Dios desde el principio para el hombre y, mediante el hombre, en el mundo" (Dives in misericordia, 7). La Misericordia divina realmente sabe perdonar incluso los pecados más graves, pero al hacerlo impulsa a los fieles a sentir un dolor sobrenatural, no meramente psicológico, de sus propios pecados, de forma que, siempre con la ayuda de la gracia divina, hagan un firme propósito de no volver a pecar. Esas disposiciones del alma consiguen efectivamente el perdón de los pecados mortales cuando el fiel recibe con fruto el sacramento de la penitencia o se arrepiente de los mismos mediante un acto de caridad perfecta y de dolor perfecto, con el propósito de acudir cuanto antes al mismo sacramento de la penitencia. En efecto, nuestro Señor Jesucristo, en la parábola del hijo pródigo, nos enseña que el pecador debe confesar su miseria ante Dios, diciendo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo" (Lc 15, 18-19), percibiendo que ello es obra de Dios: "Estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado" (Lc 15, 32) Por eso, con próvida solicitud pastoral, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, para imprimir en el alma de los fieles estos preceptos y enseñanzas de la fe cristiana, impulsado por la dulce consideración del Padre de las misericordias, ha querido que el segundo domingo de Pascua se dedique a recordar con especial devoción estos dones de la gracia, atribuyendo a ese domingo la denominación de "Domingo de la Misericordia divina" (cf. Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, decreto Misericors et miserator, 5 de mayo de 2000). El evangelio del segundo domingo de Pascua narra las maravillas realizadas por nuestro Señor Jesucristo el día mismo de la Resurrección en la primera aparición pública: "Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos"" (Jn 20, 19-23). Para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria, como se indicará más abajo, para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos. De esta forma, los fieles vivirán con más perfección el espíritu del Evangelio, acogiendo en sí la renovación ilustrada e introducida por el concilio ecuménico Vaticano II: "Los cristianos, recordando la palabra del Señor "En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros" (Jn 13, 35), nada pueden desear más ardientemente que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual. (...) Quiere el Padre que en todos los hombres reconozcamos y amemos eficazmente a Cristo, nuestro hermano, tanto de palabra como de obra" (Gaudium et spes, 93). Por eso, el Sumo Pontífice, animado por un ardiente deseo de fomentar al máximo en el pueblo cristiano estos sentimientos de piedad hacia la Misericordia divina, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello pueden esperarse, en la audiencia concedida el día 13 de junio de 2002 a los infrascritos responsables de la Penitenciaría apostólica, se ha dignado otorgar indulgencias en los términos siguientes: Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti"). Se concede la indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas. Además, los navegantes, que cumplen su deber en la inmensa extensión del mar; los innumerables hermanos a quienes los desastres de la guerra, las vicisitudes políticas, la inclemencia de los lugares y otras causas parecidas han alejado de su patria; los enfermos y quienes les asisten, y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de la Misericordia divina si con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, rezan, frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti"). Si ni siquiera eso se pudiera hacer, en ese mismo día podrán obtener la indulgencia plenaria los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria. Los sacerdotes que desempeñan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de la Misericordia divina, después de la celebración de la santa misa o de las vísperas, o durante un acto de piedad en honor de la Misericordia divina, dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo de las oraciones antes indicadas; por último, dado que son "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7), al impartir la catequesis impulsen a los fieles a hacer con la mayor frecuencia posible obras de caridad o de misericordia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo, como se indica en la segunda concesión general del "Enchiridion Indulgentiarum". Este decreto tiene vigor perpetuo. No obstante cualquier disposición contraria. Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles. Luigi DE MAGISTRIS Arzobispo titular de Nova Pro-penitenciario mayor

LA IMAGEN

El primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a la Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice: "Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47) "Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerta. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria." (Diario 48) "Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío". (Diario 327) "Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…"."Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza." "Estos rayos protegen a las almas de la indignación Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, por que no le alcanzará la mano justa de Dios." (Diario 299) "No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia." (Diario 313) "A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas, ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil." Diario (742) En estos textos se explica la doctrina de la Iglesia en cuanto a imágenes, la justificación y la gracia. Primero, por si sola una imagen es meramente una pintura, no importa cuan hermosa y expresiva. Sin embargo, puede señalarnos los misterios de la fe y disponernos a recibir aquello que representan, en este caso la Divina Misericordia. Es por tanto el recipiente, no la fuente, un recordatorio, no la realidad. Esta realidad es la fuente misericordiosa de gracias que mana del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, y que mana visiblemente para representar lo visible, es decir lo sacramental, los signos de gracia, el Bautismo y la Eucaristía, representando todos los sacramentos de la Iglesia. Por ende, San Juan en su primera epístola insiste en la presencia de lo invisible con lo visible, el Espíritu con el Agua y la Sangre. La imagen también nos recuerda que la salvación no es sólo por la fe, pero por obras y caridad también. Hay que tener fe para ver y creer en lo que significa la Imagen, la Divina Misericordia derramándose de Cristo en la Cruz, pero hay que ser misericordioso, el amor que va más allá los estrictos requisitos de la justicia, para atraer la Misericordia hacia sí mismo. " Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mt 7:2). La imagen del costado traspasado de Jesús derramando sangre y agua nos recuerda que la Cruz, el amor en acción es el precio de la misericordia. " Que, como yo os he amado, así os améis los unos a los otros." (Jn 13:34)

jueves, 3 de mayo de 2012


Queridos todos:

Os envío fotografías de la urna de la reliquia de Santa Faustina Kowalska, que hemos traído el 6 de octubre, después del 2º  Congreso Mundial de la Divina Misericordia en Cracovia, entronizada en la parroquia del Beato Juan XXIII de Viesques, Gijón, Asturias, España.
Un abrazo
Mª Angeles Díaz


Desde el Santuario de la DIVINA MISERICORDIA DE MURCIA saludamos a nuestro hermanos de la Parroquia del Beato Juan XXIII de Gijón, y nos alegra que se les concediera una Reliquia de Santa Faustina. Estuvimos también en el Congreso de Cracovia y también se nos concedió otra RELIQUIA PARA NUESTRO SANTUARIO. Que el Señor os conceda, y nos conceda a todos, vivir el espíritu de la DIVINA MISERICORDIA. Desde Murcua un saludo

Juan García Inza 
Sacerdote
juan.garciainza@gmail.com